Sorbete de fresa y cardamomo, panna cotta de fresa y vainilla..., chocolate... CORRUBEDO, 1001 sabores.

Al inicio del verano, el aroma de las fresas casi marea. Un poco de perspectiva ayuda a comprender cuan de privilegiados somos al disponer en el mercado, cada sábado, de frutas de tan magnífica calidad. Maria José nos ofrecía una fresa local, cultivada en Galicia, con un aroma, una textura, un sabor..., ¡superlativos! A partir de ahí, el juego estaba en marcha: la fresa como hilo conductor para explorar combinaciones de sabores y texturas.
Y con la fresa, el chocolate y su compañera inseparable en nuestro subconsciente, probablemente desde la niñez, la avellana...
En la foto se pueden observar algunos de estos juegos en sus versiones iniciales. Múltiples elementos y unas primeras pruebas de presentación, todavía con mucho por pulir en este aspecto. Pero la "panna-cotta de fresa", con fuerte acento de vainilla reñía con la "mousse de fresa y limón" por un puesto fijo en el "once titular" del plato final...
En el fondo, de eso ha ido este verano para nosotros en 2CQS, en Casa dos Casqueiros, pruebas y pruebas, juegos y juegos, atrevimiento y exploración...
Jugando y matizando llegamos a un "sorbete de fresa y cardamomo" que sorprendía a todos y que se convirtió en la estrella del plato..., siempre con una base de fresa local -sabrosa, jugosa, carnosa- y procesos de concentración de sabor (en el horno o la deshidratadora). De hecho, el helado más convencional de fresa no terminó de convencernos hasta que los pequeños tropezones de fresa deshidratada explotaban como bombas de sabor en el paladar... La fresa natural compensaba, en frescor, la intensidad de las láminas de fresa deshidratada. La simple, simplísima, crema de fresa fresca (con solo un somero tratamiento de caramelización en el horno) ganaba adeptos en cada prueba...
Y con la fresa, el chocolate, por supuesto. Un simple bizcocho de cocholate troceado, y posteriormente tostado, era la plataforma para el sorbete: ambos juntos combinaban explosivamente en boca... En la foto también aparece una galleta de chocolate que terminó por desaparecer en las pruebas ulteriores...; quizás pueda volver a tener una oportunidad. Lo que sí se consagró fue el "suelo de chocolate", otra sencilla fórmula muy atractiva tanto por sabor como a efectos de presentación. Y la culminación, en volumen y sabor, una ligerísima teja de chocolate y avellana, crujiente, convincente...
Aunque la temporada de fresas ya no esté en su momento álgido, o precisamente por ello, el recuerdo de tantos matices de sabor nos acompaña con vividez... ¡Que vuelva pronto la mejor fresa y que vuelva pronto la primavera! Mientras tanto, sigamos con las otras maravillas que nos ofrece ahora ya el otoño.
Y, ya sabes, ¡bienvenido al Corrubedo de los 1001 sabores!