Descifrar los reflejos y encontrarte entre tus realidades. CORRUBEDO, 101 motivos.

¿Es real? Lo que se refleja en el espejo, en el cristal, en la ventana, cada día..., ¿es real? Te reflejas ahí cada día y, ¿te reconoces?

¿O te sobresaltas con la sorpresa? Y gritas:

- ¿De donde sale esa impostora descarada que me usurpa y me distorsiona, me empequeñece, me achica y me desinfla...? ¡Esa impostora descarada que "me ha robado el mes de abril", la primavera entera!

- ¿Quien es ese impostor burlón que se atreve a plantarse enfrente de mi, en el espejo, cada mañana, abatido, quejumbroso, apagado, marchito...? ¡No se lo voy a permitir! ¡Vaya que no!

Quizás ya va siendo hora de buscar el espejo correcto, de buscar el reflejo auténtico, de erradicar la distorsión y conectar de nuevo con esa naturaleza exclusiva salvaje y única. Ya va siendo hora de decirle cuatro frescas al espejo y ponerlo en su sitio.

O de buscar el sitio donde el espejo diga la verdad, quizás cerca de la naturaleza salvaje, con el viento y la sal y con el sol y la arena.

La cristalera de Casa dos Casqueiros no miente: la farola es la farola, los barcos son los barcos, las chalanas son chalanas. El doble cristal emborracha la imagen, pero cuando pasa la resaca...: ahí estás tú, auténtica, genuino, refrescado, renovada, desintoxicados... Era solo eso, un poco de paz y de reconexión y, bueno, ¡ya podemos volver y reconciliarnos con el espejo de siempre!